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La tradición benéfico-asistencial de la Villa de Laredo en el Antiguo Régimen: Siglos XVI, XVII  y XVIII

Título

La tradición benéfico-asistencial de la Villa de Laredo en el Antiguo Régimen: Siglos XVI, XVII  y XVIII

Autores

María Reyes Otí Otí
Autor/a para correspondencia

Enfermera del Centro de Salud Alto Asón

reyesoti@gmail.com

Resumen

Los hospitales de Cantabria en el Antiguo Régimen (siglos XVI-XVIII) se caracterizaban por una serie de estructuras, recursos materiales, especialización del personal, controles de asistencia... que hasta la fecha no han podido ser bien estudiados por una escasez de documentación original sobre el tema.

El objetivo de este trabajo es el estudio de la tradición benéfico asistencial de La Villa de Laredo a través de la revisión de una fuente documental del siglo XVIII como es el Libro de cuentas del Hospital Sancti Spiritus de Laredo (1767-1798). 

Este trabajo atiende a múltiples realidades de la atención a los pobres y enfermos de Laredo durante este periodo de tiempo, el cual  ha aportado resultados relevantes para el conocimiento de las funciones asistenciales de los hospitales.

Para ello se han analizado dos hospitales. Por un lado estaba el Hospital de San Lázaro o de San Lorenzo, el cual se encontraba en los extramuros de la Villa y atendía a los enfermos contagiosos. Por otro lado se encontraba el Hospital de Sancti Spiritus u Hospital de la Villa que ejercía de Hospital General. 

Esta revisión se centra en la tradición asistencial, en el personal al servicio del Hospital y en los medios que disponían para poder llevar a cabo las tareas hospitalarias.

Abstract

Cantabria's hospitals during the Old Regime (centuries XVI-XVIII) was characterized by a series of structures, material resources, staff expertise, assistance checks ...which  have not been well studied by the lack of original documentation on the subject up to date.

The aim of this work is the study of the tradition of charity care through Villa de Laredo with a documentary source of the eighteenth century as the book of accounts of Sancti Spiritus Hospital of Laredo (1767-1798).

This work serves multiple realities of caring for the poor and sick people in Laredo at that time, which has provided us of relevant results to the knowledge of the care hospital roles.

In order to make this study, we have analyzed two hospitals. On the one hand, the San Lazaro Hospital or San Lorenzo which was outside the walls of the town and it attended the sick and contagious people. On the other hand, Sancti  Spiritus Hospital or Hospital, which was like Villa General Hospital.

We have focused on the tradition of care, staff working in the Hospital furthermore the resources through which the hospitals carry out their tacks.

 

Artículo

foto portada

1.- INTRODUCCIÓN

Uno de los períodos más interesantes en nuestra región, en materia de investigación sanitaria y sobre la tradición asistencial a pobres y enfermos, es el período histórico conocido como el Antiguo Régimen, que comprende los siglos XVI, XVII y XVIII.

Antiguo Régimen fue el término que los revolucionarios franceses utilizaron para designar peyorativamente el sistema de gobierno anterior a La Revolución Francesa (1789), y que se aplicó a las monarquías europeas con régimen similar.

Este periodo se definiría como una formación económico y social, es decir, la combinación peculiar de formas de producción (Transición entre el feudalismo y el capitalismo), relaciones sociales (Oposición entre la sociedad estamental y la burguesía) y sistema político (Monarquía absoluta).

Este trabajo está basado principalmente en el análisis del Libro de cuentas con cargo y data del Hospital de Sancti Spiritus de la Villa de Laredo (1) (imagen 1 y 2), así como en revisiones y aportaciones del mismo hechas por otros autores, que cito en la bibliografía, libros de actas de La Villa de Laredo (2), Libro de Fabrica de la Iglesia Parroquial de Santa María de Laredo (3).

fig 1 libro de cuentas

Figura 1. Libro de cuentas del Hospital Sancti Spiritus

El estudio de los hospitales en Cantabria en este período histórico es un tema prácticamente inexistente en la bibliografía regional y eso me animó aún más al estudio de este tema tan apasionante como es el mundo de las instituciones hospitalarias, sabiendo que servirá como modelo y referencia para el análisis y conocimiento de otros hospitales regionales de la época.

Se ha pretendido ensayar una doble mirada sobre el espacio asistencial. En la primera se ha procurado poner de relieve la conformación, desarrollo y naturaleza de las instituciones benéfico asistenciales de Laredo desde La Edad Media, a través de la investigación de los recursos materiales, estructura organizativa y prácticas asistenciales. En la segunda se ha intentado poner de relieve la naturaleza socio histórica de estos mecanismos, a partir del examen de ciertos indicadores tales como los objetivos de la asistencia, control institucional de los enfermos y peregrinos, o especialización del personal hospitalario.

fig 2 leyenda.. e cuentas

Figura 2. Leyenda del libro de cuentas del Hospital Sancti Spiritus

 

2.- LA TRADICIÓN ASISTENCIAL EN LAREDO: EL HOSPITAL DE SAN LORENZO Y EL HOSPITAL DEL ESPÍRITU SANTO

De histórica y ejemplar se puede calificar la asistencia a pobres, enfermos y transeúntes en Laredo. Analizando los libros de actas de la primera mitad del siglo XVI (2), nos topamos con la primera sorpresa. Laredo tenía dos hospitales, uno dedicado a la caridad y otro a la beneficencia.

El primero dedicado a San Lázaro o de San Lorenzo, que se ubicaba en la calzada de San Lorenzo el Viejo, estaba en extramuros de la villa y su especialización era el cuidado de enfermos contagiosos. Este lugar se conoce en la actualidad como el Pedregal, en el alto de Laredo ya que el barrio de San Lorenzo se desplazó hace dos siglos desde este lugar a la parte baja de La Villa, donde se encuentra en la actualidad. Según la documentación histórica formaba el hospital, junto a la casa y ermita del mismo nombre un complejo urbanístico unido hasta finales del siglo XVIII: “Otrosí alló el dicho Señor Bisitador que la Yglesia de San Lorençio tiene byñas y heredades y así mesmo anda bacín e demanda no sólamente esta vylla pero en toda la marítima y distrito del obispado de Burgos y con tener lo susodicho de muchos años a esta parte no a abido quenta ni razón de que se ha seguido grande ofensa y a Dios daño y grande conciençia a la rrepública cristiana, máxime de aquellos que son patrones de la dicha Yglesia e Hospital a los quales el dicho Señor Bisitador exhortó e siendo necesario mandó so pena de excomunión de cada diez ducados aplicados de pobres a dispusición de su Ilustrísima a que dentro de dos meses que corran de la notificación de este mandamiento se ajunten los que son patrones de la dicha Yglesia y el Regimiento de la dicha bylla como solían antiguamente hazerlo y ajuntados tomen quenta con pago del mayordomo o mayordomos que an sydo e son de la dicha Yglesia y ansimesmo tomen quenta de lo que an cobrado los dichos mayordomos de limosna, así en este pueblo e fuera de él para que de todo aya quenta e razón y esté de manifiesto lo que dicha casa e Yglesia tiene para quando benga el primer bisitador del Ilustrísimo Cardenal alle las dichas quentas afinadas y se deshagan los agravios que asta aquí se an hecho en no lo aber echo........” (3).

Su función principal era caritativa y consistía en acoger a los leprosos de La Villa y de los alrededores. Esta Casa, Ermita y Hospital se mantenía de las limosnas que se recaudaban “en toda la marítima y distrito del obispado de Burgos”, según el visitador eclesiástico, así como del arrendamiento de las tierras y de la propia venta de los bienes de los enfermos. Era el Ayuntamiento el Patrono del citado Hospital y quien se encargaba de su gestión a través de un mayordomo, aunque no se conserva ningún libro de cuentas quizás por eso al recibir la visita eclesiástica del año 1571 el Visitador general del Obispado de Burgos critica el que no se diera cuenta de lo ingresado por las limosnas.

La evidencia nos dice que, antes que Felipe II en 1573 obligara a que los hospitales con personas de enfermedades contagiosas se construyeran en zonas extramuros de las villas donde no se provocara problemas a las demás población, el Hospital de San Lorenzo ya tenía esa ubicación. Durante un tiempo fueron los frailes mercenarios quienes de hospicio y morada asistían a la ermita de San Lorenzo hasta que se les prohibió por Real Provisión y por la oposición de los clérigos de la Villa y el Arzobispado de Burgos. Fueron maltratados los citados frailes “por personas que llevaban armas de fuego y espadas, hiriendo y arrojando al suelo a muchos de los frailes, inducidos por el Cabildo Parroquial” (4).

El segundo hospital estaba dedicado al Sancti Spiritus conocido como el Hospital de la Villa (imagen 3). Estaba ubicado en la calle a la que daba nombre y se tiene constancia de su existencia por lo menos desde el siglo XIV. Hay documentos de que en el año 1382 Diego González construyó una torre en esta calle, “Sancti Spíritus” luego ya existía la ermita y hospital que daba nombre al lugar.

El 'Hospital de La Villa' que fue reedificado y “dotado” junto a su capilla por el benefactor de La Villa D. Juan Antonio de la Fuente y Fresnedo en el año 1787 convirtiéndolo en el momento más próspero del mismo, tal como figura en la fachada del citado hospital y que podemos contemplar en la actualidad (imagen 4).

fig 4 fachada ... sancti

Figura 4- Fachada del Hospital Sancti Spiritus

Este 'Hospital de La Villa' se fundó por una necesidad colectiva de los vecinos. Su sostenimiento según apreciamos en el legado histórico es de beneficencia, por un lado y de caridad por otro. A lo largo de su historia pasó por muchas vicisitudes y hubo momentos que se temió por su desaparición. Tal es el caso de la manifestación hecha por el licenciado Escalante al concejo en el año 1518 sobre el hospital de Sancti Spíritus diciendo que el hospital “esta perdido” y que “no le puede sustentar para acoger a pobre ninguno” (5) y se lo entrega al ayuntamiento para que haga lo que crea conveniente. Para remediar esto el Ayuntamiento nombra a Fernando de Cañarte en 1519 como mayordomo del Hospital y en 1541 hace responsable del mismo a un regidor de la “Casa Hospital de Sancti Spíritus” junto con el abad de Mena (5).

Hubo etapas donde asistió a un gran número de personas, como se ve en el libro de cuentas del Ayuntamiento de Laredo de 1552 donde se registra “dieronse 750 maravedís a la hospitalera del hospital de Sancti Spiritus dos ducados, los quales se le dieron por su trabajo a cusa de los muchos pobres que acudían, porque los sirbiese y les diese alguna leña”. Sin embargo siempre renació gracias, principalmente a las rentas que tenía el propio hospital y a las donaciones de particulares y a las limosnas. Destaca como mayor benefactor Don Juan Antonio de La Fuente y Fresnedo que en su testamento de 1786 otorgado en Cádiz proveyó al hospital de mobiliario y enseres además de una renta para su mantenimiento, canalizado a través de la Fundación que lleva su nombre.

Además, la labor profesional de las hospitaleras fue crucial para sacar adelante las necesidades que requerían los pobres, los enfermos y los transeúntes. Gracias a su abnegación y a su trabajo pudieron mantenerse este tipo de hospitales en épocas de penurias económicas y de graves etapas donde las enfermedades causaron grandes estragos en la población de la villa de Laredo y de sus alrededores.


3.- LAS HOSPITALERAS Y 'EL DEBER ASISTENCIAL DE LA MORALIDAD'

Las hospitaleras son las tradicionales enfermeras y así se denominan en el siglo XVI, XVII, XVIII y XIX en nuestra región. Entre sus funciones, además de la atención a los enfermos se veían obligadas a mantener la moralidad dentro del Hospital; en muchas ocasiones perturbadas por los peregrinos que venían de Europa y pernoctaban en el Hospital del Espíritu Santo para continuar camino hacia Galicia.

Como eje del Camino de Santiago de La Costa o Camino del Norte, Laredo, suponía una puerta abierta a Europa, como camino y vía de comunicación y peregrinación permanente. El Hospital del Espíritu Santo acogía así a numerosos peregrinos que acudían por mar y por tierra a Santiago de Compostela. El puerto de Laredo era uno de los más importantes del Cantábrico y tras la concesión del Fuero de 1200 a La Villa se potenciaron no sólo las relaciones comerciales entre puertos sino el tránsito de personas entre las que se incluían los peregrinos.

Las jerarquías eclesiástica y judicial de Laredo, velaban por el acogimiento de personas que transitaban por los caminos y obligaban a las hospitaleras y a las autoridades responsables del hospital no sólo a cuidar la salud corporal de los enfermos sino también a velar por la salud espiritual. Varios ejemplos de visitas al Hospital de La Villa donde se implica a las hospitaleras a velar por la moralidad se detallan a continuación:

  • En el año 1576, el Licenciado Juan de Ugarte, capiscol de la Iglesia Colegial de Santander y Visitador General del Arzobispado de Burgos “mandava e mandó a las hospitaleras que no acoxan a honbres e mugeres juntos sin que muestren testimonio de cómo son casados ante los curas e regidores del pueblo so pena de excomunión e que heran espelidas del dicho hospital” (3).
  • En el año 1767, en la visita realizada por Don Francisco Lasso Santos de San Pedro Obispo de Santander revisó este libro de cuentas y acordó el ayuntamiento, “como medio conducente a el buen régimen y ejercicio de caridad, reencargando a la persona que cuida de el hospital, trate con amor a los pobres, poniendo el maior cuidado en su asistencia y alivio, no permitiendo se queden en una pieza los de diversos sexos por las ruinas Espírituales que puede producir y todo lo cumplan so la pena de quarenta ducados que reincidiendo inovedientes sin remision se les exigiran y procederá a lo demás que haia lugar y por este auto” (1).
  • En una Provisión de La Real Chancillería de Valladolid de 15 de Marzo de 1771, sobre Laredo comunica que se efectuase “el reconocimiento y observación de todos los peregrinos extranjeros desde distintos sitios que lleguen a este pueblo, procediendo al registro de su persona, reconocimiento de papeles y pasaportes con la mayor escrupulosidad y cuidado” (6).
  • A más abundamiento, en la visita del hospital del año 1779 se recomienda a las hospitaleras y personal de la dirección y gobierno del hospital que “procuren con todo fervoroso cuidado y esmero en el mejor régimen y asistencia de los pobres y enfermos y que sean tratados con amor y caridad, evitándose todo motivo de ruina Espíritual” (1).

En la Edad Media las vendedoras de pescado laredanas, conocidas como regatonas, mesquiteras o pejinas, estaban agrupadas en torno a otra antiquísima cofradía existente en Laredo desde la Edad Media, filial de la Cofradía de San Martín, denominada Cofradía de Sancti Spiritus o del Espíritu Santo, nucleada en torno a la ermita y hospital. Las mismas que no se libraban de la moralidad de la época, que no dudaron en subirse mucho las ropas cuando en las bajamares iban a los barcos a recoger la pesca y las redes, aunque hasta eso les fuera prohibido por las autoridades de finales de siglo XVIII “por causar ruina espiritual”. Del año 1779 es un bando municipal por el que se prohíbe tal práctica a las mujeres bajo pena de 4 ducados y 8 días de cárcel (2).

El salario medio de las hospitaleras venia a ser de 88 reales por año en esta segunda mitad del siglo XVIII. Y ese es el sueldo que se pagaba a Isabel de Salinillas hospitalera en dicho Santo Hospital (1).


4.- PERSONAL PROFESIONAL AL SERVICIO DEL HOSPITAL

A continuación se describen los más importantes.

4.1 Médico titular y cirujano. Era el médico y cirujano titular de la villa que asistía a los enfermos en el hospital y quien cobraba, por sus servicios, seis ducados anuales. En 1753 lo era Tomás Antonio de Cos Vallejo, intitulado “cirujano y sangrador titular” (7). El salario y la casa del cirujano titular corrían a cuenta del Ayuntamiento, por la asistencia “que hace a los pobres enfermos que se refugian al hospital”.

4.2 Hospitaleras/os. A veces había algunos encargados del mobiliario y enseres que recibían esta denominación. Aunque la atención de los enfermos solía correr a cargo de las hospitaleras. Ambos cargos tenían una responsabilidad importante en el cuidado de los enfermos y en el control de los enseres, hasta tal punto que algunos de ellos se las tuvieron con la justicia por robar el material del hospital en el año 1774, “a las personas que estuvieron presas por la sustración y robo que hicieron de las ropas del santo hospital que fueron María de la Serna Porres y Juana de Roldán López y Francisco de Quiñones y Santos de Porres estos como hospitaleros en el tiempo que estuvieron presos unos y otros hasta que se sentenció su causa” (1).

A veces nos dan detalles pormenorizados sobre la limpieza de las ropas del hospital. Así vemos que en 1774 se da cuenta de los gastos limpieza de la ropa del hospital. Sabemos por la lectura del manuscrito que se pagaba un real y diecisiete maravedís por sacar las ropas podridas fuera de la villa. Y también se pagaban catorce reales a tres mujeres por limpiar las ropas de dicho hospital y a una mujer por componer dichas ropas.

4.3 Boticario. Se encargaba de expender las medicinas al hospital de La Villa. Durante el período estudiado hubo dos boticarios Domingo Ventura de Apraiz y Juan de Seña Sarabia. Aparece detallado el precio de las mismas. A veces se pagaban al año y otras veces se pagaban durante mucho más tiempo. Así a Domingo Ventura de Apraiz por cuatro años de expender medicinas se le abonan 697 reales y 6 maravedís. En ocasiones, y en aras a cobrar la deuda que tenían los boticarios éstos rebajaban considerablemente sus deudas para poder ser cobradas y quedarse con la exclusiva del suministro. Tal es el caso del boticario Juan de Seña, que hace una sustancial rebaja por las medicinas que había suministrado al Hospital de la Villa de Laredo: “Ydem, son data ciento veinte y siete reales importe de la medicina que Juan de Seña Sarabia ha suministrado de su botica en este año de 1779 a los pobres enfermos de dicho santo ospital pues aunque el todo de citada medicina heran doscientos y trece hizo la gracia de quatro nobenas partes en que esta ajustado para dar la medicina que sea necesaria en dicho hospital..127 reales” (1).

4.4 Capellán. El cabildo eclesiástico de Santa María era el encargado de velar por la espiritualidad de los fieles y del control de sus testamentarías. La figura del capellán se mantuvo hasta el año 1930 donde el Patronato del Hospital decidió prescindir de él por reiteradas desobediencias a entregar los requisitos que se le pedían (las cuentas del Hospital) y fue sustituido por monjas hasta bien entrado el siglo XX, donde cayó en desuso definitivamente tras la construcción de la clínica-ambulatorio del Dr. Palanca.

4.5 Mayordomo-administrador. Era el encargado de llevar las cuentas del hospital y su supervisión corría a cargo del Ayuntamiento de Laredo que era el Patrono del Hospital. Los ingresos del hospital se producían por sus propias rentas y por donaciones y limosnas. Los gastos principales se referían a medicinas, reparaciones del hospital, sueldos de empleador y alimentos para los enfermos y pobres. Siendo su salario de 100 reales anuales. Conocemos que el mayordomo llevaba otros dos libros, uno de censos afectos al hospital y otro con registro de las entradas, salidas, nacimiento, vecindad, “y demás anotado de los enfermos que entran en dicho hospital”. El parágrafo del legajo original dice: “Y atento haverse presentado por dicho maiordomo otros dos libros en los que consta el encabezo de censos sus capitales y cobranzas en eluno y en el otro las entradas, salidas, nacimiento, vecindad, y demas anotado de los enfermos que entran en dicho hospital, firmado del medico titular y zirujano de esta villa lo aprobaba y aprobó su merced por citar con tada formalidad, asi por saverse dichos capitales, como para la formacion y ajuste de quentas y mandaba y mandó se lleben en adelante por el maiordomo que es o fuere iguales apuntes con firma en el libro de entradas de enfermos de referidos medico y cirujano” (1), firmado por el médico titular y cirujano de La Villa.

4.6 Secretario. Es el encargado de dar fe de las visitas que efectúan tanto del Obispo de Santander como de La Justicia y Regimiento de La Villa para el control de los asuntos tocantes al hospital. El salario del amanuense 8 reales.

4.7 Procurador Síndico y Regidor Decano. Aparecen denominados de varias formas aunque su objetivo es el mismo, el control de cuentas, inventarios y todo lo tocante al hospital: Justicia y Regimiento. La justicia y los Regidores de la villa eran los encargados de velar porque todas las cuentas del hospital estuvieran bien tomadas por el mayordomo y del control e inventario de los bienes del Hospital.

4.8 Obispo de Santander. Era el encargado de realizar la visita pastoral anual y vigilar para que se cumpliera las normas morales y religiosas de la época.

4.9 Juez. Había un juez de instrucción de la Villa y a veces, se recoge la figura del Juez interino del Hospital que era el encargado de resolver todos los asuntos jurídicos que afectaban al citado Hospital.

4.10 Chico de la Limosna del Vino. A veces, se requería el servicio de personal auxiliar que ayudara en las tareas de recaudar limosnas como la del vino.


5.- CONCLUSIONES

El libro de cuentas del Hospital del Espíritu Santo de Laredo no solo nos pormenoriza, meticulosamente, los ingresos y los gastos del hospital sino también nos aporta información sobre los enfermos, características del edificio, los deudores censualistas, el mobiliario y los enseres, las visitas eclesiásticas, el perfil de las personas a las que se asiste, también el perfil de las personas que atienden a los enfermos... Inclusive aporta datos muy curiosos que nos demuestra que todavía en esta época se cazaba ballena en aguas del Cantábrico y con su aceite asistían a los más enfermos o en peligro de fallecimiento.


6.- BIBLIOGRAFÍA

(1). Libro de cuentas con cargo y data del hospital de Sancti Spiritus de la Villa de Laredo dadas por el mayordomo del citado hospital 1767, Junio, 6 – 1798, Enero, 13. Archivo Municipal de Laredo.

(2). Libros de actas del Ayuntamiento de Laredo 1514-1519. Archivo Histórico Provincial de Cantabria.

(3). Libro de fábrica de la iglesia parroquial de Santa María de Laredo. Años 1.561 a 1.596. Colección Eduardo de la Pedraja. Biblioteca Municipal de Santander.

(4). Basoa M. Laredo en mi espejo: villante, la ciudadela y la villa del bastón. Laredo; 1932.

(5). Ortiz J, Brigido B. Historia de Laredo. 1ª edición. Laredo: Ayuntamiento de Laredo; 1999.

(6). Barreda F, Casado JL, González MC. Las rutas jacobeas por Cantabria. 1º edición. Santander: Consejería de Cultura, Educación y Deporte de Cantabria; 1993.

(7). Brigido B. La puebla Vieja y el Arrabal de la Villa de Laredo. Configuración urbana y realidad social de Laredo (Siglo XVIII). Laredo: Ayuntamiento de Laredo; 2008. 

 

anexo 1

anexo 2

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