¿Qué rol vamos a desempeñar las enfermeras dentro de la Sanidad en Cantabria?

  • 27/07/11
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Sin duda son tiempos de cambio político. Cambios esperados por todos con ilusión y cierto escepticismo ante el complicado panorama económico que obliga a los políticos a lanzar continuos mensajes de austeridad y anuncio de recortes.

Sin duda son tiempos de cambio político. Cambios esperados por todos con ilusión y cierto escepticismo ante el complicado panorama económico que obliga a los políticos a lanzar continuos mensajes de austeridad y anuncio de recortes.

Es obvio que todos los profesionales sanitarios nos estremecemos ante las noticias sobre la nueva política sanitaria del gobierno de Cataluña que ha cerrado centros de salud por falta de presupuesto, y nos preguntamos si eso puede ser posible y cual es el sistema de priorización de gastos que van a establecer los gobiernos.

Como ciudadana, asumo que la situación es complicada, pero creo que hay valores de nuestra sociedad de bienestar que es necesario blindar, como los servicios que garantizan una protección sanitaria y social a toda la ciudadanía.

Desde luego, antes de vulnerar cualquiera de estos derechos, creo que tenemos que exigir nuevos modelos de gestión, de redistribución de las partidas presupuestarias y exigir que los políticos gobernantes y opositores hagan pactos ante estos valores sociales, que son de todos y entre todos tenemos que defenderlos y garantizar su fortaleza y continuidad.

Partiendo de esta idea, como enfermera que soy, me gustaría solicitar a los nuevos dirigentes de la Consejería de Sanidad que hagan públicos los cambios que tienen proyectados dentro del modelo de gestión de nuestro sistema sanitario, donde espero que adapten las funciones de las enfermeras a las nuevas competencias profesionales y que admitan que estamos capacitadas para asumir puestos de alta gestión. En Cantabria somos más de 3.500 enfermeras en activo, el grupo profesional más importante de la sanidad al que nunca le han permitido demostrar su alto potencial competencial, ahora reforzado con la implantación de puestos de trabajo de enfermera especialista y con el pleno desarrollo de la prescripción enfermera.

Es un deber y una obligación de los dirigentes sanitarios dotar a los enfermeros de la autonomía que por formación y capacitación debemos tener, con el fin de garantizar la mejor atención posible al ciudadano de la manera más barata para el sistema y, a la vez, más ágil y resolutiva. Es decir, tenemos que exigir a nuestros gestores que trabajen con eficiencia y, para ello, los enfermeros debemos jugar un papel fundamental.

Gran parte de los recursos sanitarios están destinados a la atención de pacientes con enfermedades crónicas y los profesionales de enfermería creemos que es aquí donde es necesario diseñar un estrategia que aborde la prevención de estas enfermedades, el cuidado de los pacientes que ya las padecen y la ayuda a los familiares que les atienden, facilitando el autocuidado, autocontrol, seguimiento, prevención de las reagudizaciones y colaboración en la estabilización de las mismas; funciones que, con las adecuadas guías de práctica clínica, podemos y debemos liderar las enfermeras.

Llevamos mas de 25 años cuidando de nuestros pacientes crónicos, pero con muchas limitaciones y restricciones que, tal como están las normativas actuales, ya no tienen justificación. Solo es necesario desarrollar y concretar ese cambio, que se está alargando en exceso, con las consecuencias que supone para el ciudadano y para el propio sistema.

Estamos en momentos de cambio político, en los que hay que buscar nuevas estrategias de gestión de los recursos y, como profesionales del cuidado, nuestra visión del funcionamiento del sistema es única y, por tanto, como profesionales de base o desde puestos de alta gestión, debemos participar con nuestras opiniones en la toma de decisiones, para que la mejora de la asistencia, sin limitaciones y a un coste más reducido, llegue a ser una realidad.