Artículo
|
|
1.– OBJETIVO GENERAL
Conocer el papel del Ama de Cría Pasiega en la crianza española durante el siglo XIX y principios del XX.
2.– OBJETIVOS ESPECÍFICOS
Revisar los motivos por los que se considera a la pasiega como referente para la cría ajena durante el siglo XIX y principios del XX. Trasladar el legado del Ama de Cría Pasiega objeto de estudio a la actualidad.
3.–METODOLOGÍA
En la elaboración de este estudio de carácter cualitativo, histórico, etnográfico, antropológico y fenomenológico; se llevó a cabo una intensa búsqueda bibliográfica mediante la consulta de la base de datos CUIDEN, de las bases de datos del CSIC a través de los sumarios ISOC en Ciencias Sociales y Humanidades y de la base de datos de libros editados en España por la Agencia Española del ISBN. Además se empleó el buscador GOOGLE ACADÉMICO y visitas a portales como FISTERRA y DIALNET. Finalmente, la bibliografía recomendada y la expuesta en el Museo de Amas de Cría, constituyeron las fuentes del trabajo. A las referencias expuestas se suma la información proporcionada mediante la realización de un trabajo de campo en la zona pasiega. En éste se llevo a cabo una entrevista semiestructurada a familiares directos e indirectos de amas de cría y personas relevantes de la comunidad (ver anexo 1).
4.- LA PASIEGA BELDAD
Son muchas las referencias acerca de la mujer pasiega al contextualizar la figura del ama de cría. Las características físicas y de carácter aquí expuestas las hacen perfectas para la lactancia propia y ajena.
Abanico de calificativos…
"Es de buena estatura; por lo general airosa y cimbreante."(2) La particular orografía del Pas justifica un aire soberbio y altivo en su manera de moverse. También lo hace que se vea obligada a cargar peso con frecuencia y camine "sin mover nada o muy poco la parte alta del cuerpo, por miedo a comprometer el equilibrio de la carga" (2). "Mujerona, recia y bien plantada."(3) "De mirada penetrante y escrutadora, de ojos con reflejos de esmeralda herida por los rayos del sol."(2) Arrebolada y sanota. "Dura, sobria, recelosa y arisca: tenaces en sus propósitos, hábiles en su comercio, sibilíticas y misteriosas en sus respuestas. […]Puntual, callada y fiel."(4) "Son agudas como un pensamiento y frescas como una flor del campo."(5) "De carácter alegre y hasta casquivana."(2) Sin embargo, con un marcado sentido del honor y esquiva.
"Infatigable en su trabajo, y limosnera."(4) Ambiciona, pero es realista y no derrocha. "No le gusta trabajar para otros, sí hacerlo al aire libre y sin horarios… Emprendedora y autónoma." (Ver anexo 1.B) El campo, la ganadería y el comercio ambulante ocupan, a grandes rasgos, su tiempo. En contadas ocasiones deja la pasiega de lado su labor diaria, tanto es así, que logra compatibilizar con acierto la crianza de su 'niñín' con ésta.
"Es atributo común de razas montañesas el de conservar la pureza y sustancia de los jugos vitales, merced á la limpieza de costumbres, más bien que al clima y á la frugalidad ú otras virtudes que su rigor impone."(4)
"La base de su alimentación es la tierra y los animales que se nutren de la misma. Pescado había poco, sardinas, arenques y bacaladas. Las mujeres recién paridas tomaban caldo de gallina."
También chocolate y mantequilla.
Verduras pocas, repollo y berza… El caldo de la mantequilla se llama trevijo y resultaba muy nutritivo. Tenían vacas, ovejas, cabras y gallinas. También uno o dos cerdos que no criaban sino que compraban para engordarlos hasta la matanza. Casi todos tenían colmenas.
Nueces, castañas, queso, patatas asadas y pan hecho de harina de maíz.” (Ver anexo 1.B)
"Maíz y vacuno se asocian no menos inteligentemente en la alimentación humana, para proporcionar una nutrición de rico contenido energético y proteínico (la polenta con leche, generalizada en todas las áreas en que existe esta combinación), que está en la base del vigoroso crecimiento humano, densidad demográfica relativa (por hectárea susceptible de cultivo), longevidad y esperanza de vida que registran las tierras de estas características."(6)
"Exploradora e inquieta. Su medio de transporte son sus piernas y hace buen uso de ellas. La mujer pasiega se casa joven. Tiene sus hijos joven y enseguida se independiza, conviviendo en la misma cabaña el matrimonio y los hijos, que tenía muchos, y ocasionalmente, algún abuelo…" (Ver anexo 1.B)
"El amor materno es en la pasiega vehemente y poderoso."(4) Sensibles y cariñosas, arropan con su sola presencia, acunan con su voz… "La costumbre de acunar a los niños en los brazos les da una actitud cimbreada, que va muy bien con el desarrollo del pecho."(7) No se separan de su niño hasta que éste no lo hace por sí mismo, y es que, 'niño embrazado, al año criado'. Siempre al aire libre y en contacto con su madre va el niño en la cuévana. 'A pan y cuca', "teniendo siempre el prurito de enseñar su retoño rollizo como un 'mantecu', […]. Quiere, en una palabra, que cuando el nene babee haga 'pucheros de nata', pues ella ya tiene, entre otras prevenciones al caso, el cuidado de que las ‘churratucas’ del crío resbalen sobre un ‘culambrín’ de piel de cabra o ‘cueriza’ abombada, que es imbornal por donde ‘escullan’ fuera del cuévano ‘niñero’ (2). Viste la cuna ambulante con mimo y "pone dentro su colchoncillo y almohada, envuelve al rorro en mantillas de fina lana y sábana randada, le defiende del sol con un aro y toldo levantado sobre la cabecera" (4).
"En mitad va el niño y debajo del jergón muchas veces el estraperlo. Los niños empleaban esta cuna portátil hasta los diez meses e incluso el año. Era cómoda durante la lactancia. Sin horarios, sin frecuencias ni tiempo de duración de la toma. El niño llora o se revuelve y la pasiega se descarga el cuévano 'niñero' y le ofrece el pecho. En la noche el lactante duerme con sus padres, cerca de la cocina, que era el lugar más cálido y también el preferido por la pasiega para dar de mamar, un lugar tranquilo. A veces, antes de ofrecer el pecho, tomaban un vasito de leche caliente para que la suya fluyera con mayor facilidad".
¡Los niños son como relojes! Al inicio de la lactancia, para que ‘aflojara’ el pecho y hasta que el niño tuviese fuerza, daban un poco de cada uno en la misma toma.
Y luego vacían el primero, y si el niño no quedaba saciado, continuaban con el otro. Para sujetar los pechos utilizaban el justillo o corpiño sobre una camisa larga hasta los pies que hacía de ropa interior. Más adelante, se elaboraban ellas mismas los sujetadores de algodón con cuidado de que no apretara en exceso el pecho. Cuando el Ama salía a criar, algunas tenían por costumbre colocar un lacito o imperdible en el lado del pecho que les tocaba ofrecer. Apreciaba la pasiega la primera leche tras el parto y aseguraba al hijo propio el consumo de semejante manjar antes de su partida a los 15 ó 20 días, pues ‘niño descalostrado, casi criado’. En cuanto a los cuidados de las mamas, a dos meses del parto, todas las noches se hacían frotaciones con alcohol para curtir la piel y evitar las temidas grietas. Cuando aparecían se untaban pezones y areolas con mantequilla. Además, aplicaban sobre éstas su propia leche tras la toma.
También empleaban aceite de oliva y manteca de cerdo.(Ver anexo 1.B)
Para evitar la ingurgitación de los pechos, cuando la oferta era mayor a la demanda, se vaciaban. "Llaman ‘cíllate’ o 'cíliate'; ordéñate, al acto de extraerse la leche de los pechos con los dedos, cuando aquélla le abunda y la criatura no puede mamar."(2)
"Cuando los pechos se ponían malos y les subía la temperatura, el médico les abría, les sacaba la leche mala y aplicaba paños calientes. Si por el contrario el flujo de leche era escaso, acompañaban las comidas con cerveza o tomaban infusiones de hinojo. Evitaban el perejil y las comidas muy condimentadas. Normalmente no precisaban fajarse ni tomar ninguna medida especial en el destete. Daban de mamar dos años o dos años y medio y el final de la lactancia se hacía de manera progresiva."
Durante el destete a los niños se les daba leche de vaca rebajada con agua y polenta con harina de maíz.
A partir del año comían lo que comían sus padres en forma de papilla o desmenuzado.
La posición para dar de mamar era sentada en una silla baja.
A veces posaban el cuévano ‘niñero’ en el suelo y se arrodillaban sobre el mismo para dar de mamar al niño sin sacarlo para que no se enfriara. Procuraban colocarlo de lado por si se atragantaba. Cuando se sacan el pecho solían hacerlo solas o recogerse para dar de mamar.” (Ver anexo 1.B)
‘Mozuco de buen ama, al año anda y a los dos habla’. No es raro que quién mire al hijo de la pasiega quiera uno igualito para sí. Respira salud y vida “en sus ojos brillantes y vivos, en sus redondos y abultados carrillos sonrosados y frescos, en su boca húmeda y jugosa, en la paz de su sueño profundo, en las claras y sonoras risas de su despertar” (4).
“El trabajo de las nodrizas consiste en el cuidado y alimentación de los niños desde su nacimiento hasta los dos o tres años de vida. Esto incluye darles de mamar cada tres o cuatro horas, limpiarles, lavarles, dormirles, vestirles, pasearles y entretenerles en la calle y en casa, enseñarles a andar, etc. Las nodrizas hacen su trabajo según un conocimiento tradicional.”(8) Una vez el Ama sale del Pas y se incorpora a la familia del niño, “el alimento y el trato será el que menos diste del que acostumbraban en su país y casa” (9). La alimentación en su nueva casa era, por lo general, abundante y elaborada y las características de la leche se ven amenazadas.
“Cuando la leche es muy espesa, se le darán alimentos no muy nutritivos, como son las yerbas cocidas, y el pescado fresco de carne blanca; al mismo tiempo se le dará más cantidad de bebida.
Por el contrario cuando la leche es clara, el alimento será más nutritivo, como son las carnes de animales jóvenes, los buenos caldos con las simientes harinosas, y las gelatinas, ó yemas de huevo.
Á las horas de comer no se les privará el beber un trago de vino á las que están acostumbradas á beberlo, con tal que el vino no sea ágrio, ni muy espirituoso.”(9)
Las rutinas de su hogar desaparecen y “la vida sedentaria nunca es buena para las que crían, é igualmente el dormir demasiado. Cuando están muy acaloradas con el trabajo ó con el ejercicio tampoco es bueno dar de mamar al niño” (9). La alegría y la ausencia de preocupaciones completan los cuidados del Ama en el ejercicio de la buena lactancia. En resumen, “lo mas que puede hacer venir la leche es el buen alimento, y aplicar el pecho al niño con deseos de acabarlo de criar” (9).
5.- EL PERIPLO DEL AMA
A pie o en carro, por libre o agrupadas en caravana, salen de camino a la Corte “estas normandas españolas, estas bretonas de las montañas de Santander” (10). "Tenemos que darnos prisita en llegar, no sea que nos sequemos en el camino" (11).
En la divisoria entre la actual comunidad autónoma de Cantabria y la provincia de Burgos, en Espinosa de los Monteros, tenían las Amas su punto de encuentro. Desde allí, cada una se dirigía a su destino: Bilbao, Barcelona, Granada, Madrid… Otras ya se habían encaminado hacia Santander.
Las que van solas, procuran acompañarse de un ‘perrillo’ que ponerse al pecho para no cortar el flujo de leche, y las más afortunadas irán con familia, y una vez hallado destino, mamará el hijo propio después de su hermano de leche. Las que dejan a su hijo en la aldea, lo hacen al cuidado de una vecina que se encargará de servirle de Ama, o de sus abuelos, que lo criarán con leche animal.
"Es importante destacar la figura de las abuelas que quedaban en la aldea al cuidado de los hijos del Ama. Muchas de ellas también fueron amas de cría y sabían del dolor y la añoranza que experimentaba ante esta separación temporal." (Ver anexo 1.B)
Algunas veces el Ama estaba tan triste por lo que dejaba, que no le merecía la pena. No fueron pocas las que se 'secaron' en el camino por este motivo.
"La que trae su 'acomodo' buscado ya de antemano, se encamina derecha a la casa donde ha de ejercer su segunda maternidad. Las que vienen a la aventura […], se dirigen a Sta. Cruz" (10), plaza madrileña situada cerca de la Plaza Mayor. Una vez allí, tuvieron buena ayuda de sus paisanas, vendedoras de telas en el mercado, que sirvieron de nexo entre el Ama recién llegada y la madre desprendida de favores que solicitara sus servicios. No se le 'caen los anillos' cuando ofrece el pecho al niño cuya madre no tiene medio de alimentarlo y se acerca a la plaza a cambio de asegurar al Ama la producción de semejante torrente lácteo. En Granada, las Amas se reunían en la todavía llamada Plaza de las Pasiegas. En Santander, en el Mercado de Atarazanas.
Las montañesas son las más requeridas para la cría ajena, y de entre todas ellas, las pasiegas son las mejores, que por ser las más demandadas no tenían tanto peso en la oferta de nodrizas publicada en cualquier diario de la época. Muchas de ellas ‘echaron mano’ de agencia, y no dudaron los que las ‘probaron’ en referenciar positivamente su trabajo y facilitarles nueva empresa(8). Tanto es así, que muchas nodrizas se hicieron pasar por ellas, y pasiegas había repartidas por toda España, pero pocas nacidas en esa tierra.
Aunque había Amas en la Corte Española un siglo antes, no fue hasta 1830 cuando se buscaron activamente. En ese año, con ocasión del nacimiento de Isabel II, Fernando VII escribe: "Hoy 3, Blasco, quiero que el día 10 salga de esta Corte para Santander y su provincia el médico Aso, y Merino, el de la Veeduría, para escoger un ama para lo que dé a luz mi muy amada esposa."11). También Alfonso XII solicitó, a través de un diario santanderino, madre de leche para su próxima hija y más tarde princesa de Asturias, María de las Mercedes (11).
Cuando llegaban a la Corte, se dirigían a la llamada Casa de las Amas o La Pajarera, bajo la tutela de la rectora de Amas, en espera de su llamada a Palacio. El Ama que daba de mamar en la Corte recibía el sobrenombre de ‘la Reina’ entre sus paisanos, y solía ir acompañada de una o dos Amas 'de retén' o 'de repuesto'. Todas ellas, incluso las que sólo fueron llamadas, están referenciadas(2).
La estancia del Ama en casa de los padres termina con el fin de la lactancia. Muy pocas, ya como ‘amas secas’ o 'amas de brazos', quedaban formando parte del servicio de la casa. Casi todas regresaban a la tierruca, que había sido larga la espera. Pero no quedaba aquí rota la comunicación, y en ocasiones era requerida de nuevo para criar y regresaba a amamantar a quien esperaba ansioso el calor de la teta. La relación que se establecía entre el Ama y el lactante era poderosa, más allá de los lazos de sangre se establecían los de leche. Así, con ocasión de la elección de Maximina Pedraja como Ama de Alfonso XIII.
"Más de un viaje tubo que hacer Maximina desde Cantabria hasta Madrid para acudir a la llamada del Monarca, quien la quería como a una madre, cariño al que ella correspondía de tal modo que le angustiaba pensar en lo que el Rey podría sufrir por las agitadas circunstancias de la época."(12)
Eran las pasiegas, entre todas las montañesas, las mejor pagadas. Las vascongadas, las asturianas y las gallegas, les seguían el paso. No fueron pocas las bien recibidas, como 'agua de mayo', pues ya de vuelta a su aldea y "a base de sus ahorros y de su condición industriosa, ajena siempre al despilfarro, llamara al 'su pasiego' para montar una vaquería" (2).
Aumenta la oferta de leches animales a principios del siglo XIX. La instalación de vaquerías en Madrid y el descenso de sus precios, hace que la leche de burra y la de vaca hagan tambalear la oferta de nodrizas. Sin embargo, el uso y abuso de estas leches, y la falta de un mínimo control sanitario, hicieron más enfermar que sanar a los recién llegados, y sólo las gentes más pobres las consideraron cuando la primera opción, su propia leche, no era válida.
La cruzada a favor de la lactancia materna, influenciada por el naturalismo francés, comienza en España con diversas publicaciones, artículos, noticias y discursos varios, en las que se aboga por la consanguinidad láctea del amamantamiento, tanto es así, que la ofertada por la nodriza desaparece en Europa tras la primera guerra mundial. En España tenemos testimonio gráfico de nodriza en activo en años de posguerra.
6.- CRITERIOS DE SELECCIÓN Y EXPLORACIONES
Busquemos antecedentes de las que, en nuestro periodo de estudio, se consideraron condiciones indispensables para la buena nodriza. Sorano de Éfeso en el siglo II, nos habla de algunas de ellas…
“No debe ser ni demasiado joven, ni demasiado vieja, tendrá entre veinte y cuarenta años, habrá tenido ya dos o tres hijos, estará sana, en buenas condiciones físicas, a ser posible alta y de buen color. Tendrá senos de talla mediana, elásticos blandos y sin arrugas. Los pezones no han de ser ni demasiado compactos, ni demasiado gruesos, ni demasiado pequeños, ni demasiado porosos, deben dejar pasar abundantemente la leche. La nodriza ha de ser moderada, sensible, pacífica.”(13)
Acerca de la calidad del producto, Sorano argumentaba que tenía que tener un color medianamente blanco, buen olor, consistencia suave y ser uniforme y homogénea.
Continuamos encontrando referencias acerca de los requisitos para la buena nodriza en el Código de las Siete Partidas de Alfonso X, Rey de Castilla: “Deben haber buenas amas que hayan leche asaz e sean bien acostumbradas e sanas e fermosas e de buen linaje e de buenas costumbres e señaladamente que non sean muy sañudas.”(11)
El médico mallorquín Damià Carbó, en 1541 publica el Libro del arte de las comadres o madrinas y del regimiento de las preñadas y paridas y de los niños. En su obra, recoge la necesidad de cuidar la elección del Ama. Habla de la importancia de la edad, de la configuración y presencia de la buena nodriza, sus costumbres, la forma de sus pechos, la calidad de la leche, la experiencia, el género del lactante y si el parto fue bueno o malo. Del control y criba del producto se reitera y reafirma en que la densidad de la leche debe ser media (ni muy acuosa ni muy espesa), de color blanco, el olor suave, y de sabor dulce.
La novela picaresca española tampoco se olvida de las Amas y de los criterios para ser nodriza: “Entre las condiciones que ha de tener el ama que los ha de criar, ha de ser que no beba vino, ni lo haya bebido en ningún tiempo.”(11)
En 1786 la prensa referencia el libro de Bonells como obra de obligada lectura. Jaime Bonells, médico de cámara de los duques de Alba y uno de los más prestigiosos de la época, con ocasión de iniciar un mayor control y mejora en los servicios dispensados por las nodrizas, aboga por aumentar la responsabilidad de los médicos en la selección de las madres de leche.
Su piel ha de ser “fresca y de buen color, los ojos vivos, el mirar agradable, la boca sana sin mal aliento, las encías sólidas y coloradas, el pelo negro o castaño o rubio claro (‘las Amas de pelo rojo o vermejo… tienen los humores más alcalescentes y están más sujetas a enfermedades cutáneas de mala calidad, lo que basta para no admitirlas por Amas’), la garganta algo levantada y ancha, los pechos medianos, consistentes y elásticos sin durezas, ni cicatrices, dispuestos a llenarse fácilmente de leche, y cuyas venas sean gruesas y patentes, los pezones encarnados, firmes, elevados, de proporcionado tamaño, y que moderadamente comprimidos despidan luego la leche a modo de regadera, las carnes fuertes, y el pellejo liso sin granos, postillas, ni cicatrices sospechosas. Debe a más de esto hacer bien todas sus funciones naturales, sin que huela mal su transpiración; no ha de padecer flores blancas, ni tener indicio alguno de enfermedad habitual; no ha de ser primeriza, ni su edad menos de veinte ni mayor de treinta y cinco años. En fin debe ser aseada y cuidadosa, de genio dócil y afable, y de temperamento alegre y pacífico” (8).
No fue hasta mediados del siglo XIX cuando comienza a llevarse a cabo, verdaderamente, este proceso de selección en la búsqueda de nodrizas.
Los Boletines de provincia reseñaban las que por entonces eran condiciones indispensables para ser Ama. Contemplaban aspectos tales como caracteres físicos, morales, intelectuales, condiciones de los pechos, propiedades físicas de la leche, salud de los maridos y de los padres, etc(14). (ver anexo 4.B)
De la elección de Manuela Cobo como Ama de la infanta María de la Paz (hija de Isabel II), se desprenden no pocos datos en torno a cualidades y calidades de la buena nodriza, como ser “de temperamento sanguíneo, su constitución activa, sus carnes medianas consistentes y de buena conformación…Menstruó fácilmente, habiendo seguido esta función sin ninguna alteración. No ha padecido durante su vida enfermedades, sino ligeras indisposiciones estacionales…” (15).
Benito Pérez Galdós incluye en su obra todas aquellas exploraciones y técnicas de las que se hacía uso…
"Había exploraciones de que, en otro lugar, se espantaría el recato. Curioso de durezas para distinguir lo muscular de lo adiposo; […]. En un lado el facultativo examinaba areolas, […], después de rebuscar vestigios, y poniendo en él la preciosa sustancia de nuestra vida, miraba junto a una ventana al trasluz la delgadísima lámina líquida entre cristales extendida."(11)
El Dr. García Camisón, ante la próxima maternidad de la que será segunda hija de María Cristina de Habsburgo-Lorena (segunda esposa de Alfonso XII), utiliza "elementos técnicos que hasta entonces no habían sido empleados en el reconocimiento de las nodrizas. Pues a tal fin se adquirieron un granatorio sensible a un miligramo; una báscula Beranger, f.ª 1 k.º; un juego de pesas decimales; dos espátulas flexibles de 3×6 pulgadas; una pesa de orina Heller; tubos de ensayo; una pinza de hierro curva; una pipeta de cristal curva; una probeta de cristal pequeña y distintas cápsulas, etc. —todo este material estaba destinado al examen de la leche— y también se las hizo fotografiar" (16).
Para la crianza de Alfonso XIII, el Dr. D. Esteban Sánchez Ocaña, “acompañado de don Natalio Rodríguez, oficial de la Intendencia y gentilhombre de casa y boca, parte para Burgos, Asturias y Santander. Las condiciones que exigían a la nodriza eran las siguientes: 1ª. De diecinueve a veintiséis años de edad. 2ª. Complexión robusta y buena conducta moral. 3ª. Estar criando el segundo o tercer hijo; es decir, que habrá tenido otro u otros dos partos. 4ª. Leche, lo más de noventa días. 5ª. No haber criado hijos ajenos. 6ª. Estar vacunada. 7ª. Ni ella, ni su marido, ni familiares de ambos, habrán padecido enfermedades de la piel. 8ª. Será circunstancia preferente que la ocupación de su marido sea la del cultivo del campo” (2).
Era necesario un examen físico exhaustivo de la nodriza. Se exploraba el estado de la dentadura, se reconocía la región cervical, se procedía a la auscultación y percusión de los pulmones, se examinaba el corazón y las funciones digestivas y se recomienda la exploración de los órganos genitales. A continuación, la exploración de los pechos…
“El volumen de los pechos no indica nada sobre la cantidad de leche; lo que importa apreciar es el de la glándula, que se reconocerá por las nudosidades que forma; las mejores nodrizas tienen los pechos surcados por numerosas venas que se entrecruzan en la línea media; el pezón debe estar exento de grietas y ser largo y delgado, para que el niño pueda cogerlo bien.
La cantidad de la leche se puede reconocer pesando a su hijo después de haber tomado el pecho.
La calidad se reconoce dejando caer una gota en la uña del pulgar para ver si es espesa, pero el mejor medio de apreciar su riqueza en glóbulos grasosos es el examen microscópico” (17), siempre y cuando el niño haya estimulado el pecho con varias succiones o después de haber tomado.
“La leche no debe ser muy reciente ni muy antigua; antes de los cuarenta días del parto no debe aceptarse una nodriza, por no conocerse ni la cantidad de leche que tendrá ni si la involución uterina se verificará del todo regularmente. La leche de más de ocho meses no conviene a los niños recién nacidos, teniendo además el inconveniente de que puede la nodriza quedarse sin ella antes del tiempo natural del destete.
Los casos en que una nodriza, después de criar a un niño, cría a otro inmediatamente después en perfectas condiciones, son excepcionales y no deben ser tomados por ejemplo. Entre la edad del niño y la de la leche de la nodriza, lo mejor y más conveniente es que no haya más de cuatro meses de diferencia” (17), de esta manera la oferta y la demanda estarán compensadas y el flujo de leche asegurado.
Antes de la Guerra Civil (1936-1939) la Enciclopedia Espasa recogía la definición de nodriza y algunos de los criterios para su selección(11) .
7.- DISCUSIÓN
Una alimentación variada, mesurada y natural, junto con la actividad física integrada en las labores de la vida cotidiana, son responsables de la salubridad de la que presume la mujer pasiega. “Lo que denominamos la industrialización del farming es un fenómeno del siglo XX” (18). La agricultura y ganadería intensivas forman parte de nuestra realidad necesaria, pero no deben dejar de suscitar un punto de vista crítico y constructivo, prefiriendo lo natural y poco manipulado. El contacto con la naturaleza y la adquisición y mantenimiento de hábitos de vida saludables, son un clásico en la educación para la salud, cuya reiteración y sugerencia deben formar parte de nuestra práctica profesional.
La tranquilidad y la alegría del Ama aseguraban el flujo de leche. La secreción de prolactina y oxitocina se ve favorecida por estas circunstancias de goce y suma disponibilidad al acto de amamantar. “Es necesaria la secreción de determinadas endorfinas para que se libere a su vez la hormona de la lactancia; la prolactina.”(19) Un lugar cálido, el silencio o la falta de disturbio y una luz tenue, facilitan la lactancia. No es extraño que el lugar idóneo para dar de mamar fuera uno cercano a la cocina en la cabaña pasiega o la búsqueda, por parte del Ama, de privacidad y recogimiento. Bajo estas circunstancias, la liberación de endorfinas genera una relación de dependencia-vínculo favorable al mantenimiento de una lactancia satisfactoria. “El nivel máximo de oxitocina está asociado con un nivel alto de prolactina, […]. Ésta es la situación más típica de expresar amor a los bebés.”(20) Los lazos de leche establecidos entre el Ama y el lactante eran poderosos, y con frecuencia la relación que se establecía entre ambos duraba más allá del período de amamantamiento. Por otro lado, la prolactina u hormona maternal, “tiende a inducir estados de subordinación y sumisión” (18) que harán posible una mejor adaptación de la madre a las necesidades de su hijo. En definitiva, la mujer que da de mamar se encuentra en un equilibrio hormonal universal y precioso
Los bebés están más contentos y tranquilos cuando están cerca de su madre. La pasiega se acompaña día y noche de su hijo durante la lactancia. Concilia su quehacer diario con el deseo de amamantar a su niño. Alentar la paciencia y ofrecer recursos ante el cambio, son útiles en la incorporación de la madre a su puesto de trabajo durante la lactancia.
"La duración de la lactancia y las estructuras familiares son dos temas que no se pueden separar"(19). Bien lo sabían quienes apretaban a sus esposas a buscar Ama, constituyéndose entonces suficiente justificación para la cría ajena. La prolactina reduce el deseo sexual y la posibilidad de un nuevo embarazo. Respetar los tiempos de la puérpera y el conocimiento de esta circunstancia, evitará sentimientos de frustración en la pareja y les responsabilizará en la consecución de una sexualidad satisfactoria.
La disposición corporal de las Amas favorece el desarrollo de sus pechos y las hace especialmente acogedoras al lactante.
La higiene postural ha de ser tenida en cuenta durante la gestación, procurando la prevención y mejora del aumento de la lordosis lumbar inducida por la clásica postura de 'embarazada'. Más tarde, la consiguiente modificación de las cargas tras el parto, hace que sea más difícil eliminar ciertas figuras corporales a la hora de dar de mamar. Matrona y puérpera trabajarán juntas en la adquisición de posturas proclives a la lactancia.
Las amas de cría tenían como costumbre acunar a sus bebés. Cuando el niño va en la cuévana se ve favorecido por el estímulo de balanceo indirecto del caminar de su madre, y más tarde, cuando se descarga la cuna ambulante y la apoya sobre el suelo, las ‘ajurricaderas’ contribuyen al consuelo del lactante.
"El arrullar y hamacar a un bebé ha sido subestimado desde el principio de siglo"(20). La coordinación y el equilibrio se ven favorecidos con el estímulo que lleva implícito el arrullo.
En la tierra de las amas de cría es común el uso y disfrute de las canciones de cuna. La estimulación prenatal y postnatal suscita no poco interés entre todos aquellos implicados en la crianza.
La voz de la madre es estímulo, y cuando se convierte en melodía, aún más. “Cuando la madre canta, esto representa para el bebé, antes y después del nacimiento, estimulaciones más ricas que cuando la madre habla"(19). Cantar es una necesidad humana universal que induce desinhibición y favorece la expresión de emociones. Además, "el canto se puede considerar un ejercicio respiratorio"(17).
Para dar de mamar lo más importante es dar de mamar. Nuestra función es la de facilitar la liberación del verdadero potencial instintivo humano, la de guardar a los protagonistas para que nadie perturbe esta relación de dos. ¡Qué no se entere el Ama!
8.– AGRADECIMIENTOS.
A la Unidad Docente de Matronas de la Comunidad Valenciana y en especial a su directora, Laura Fitera Lamas, por tutorizar mi trabajo.
A María del Carmen Manteca Ruiz, por su entera disposición, información y ayuda.
A cada una de las familiares de las Amas, por su colaboración en la documentación del trabajo.
9.– BIBLIOGRAFÍA.
- Real Academia Española [sede Web]. Diccionario de la lengua española. 22ª edición. 2001; Disponible en: http://www.rae.es.
- García Lomas A. Los Pasiegos. 2ª edición. Santander: Estudio Santander; 2002.
- Pardo Bazán E. Por la España Pintoresca. 1ª edición. Barcelona: López A, editor; 1895.
- De Escalante A. Las mujeres españolas, portuguesas y americanas tales como son en el hogar doméstico, en los campos, en las ciudades, en el templo, en los espectáculos, en el taller y en los salones. Guijarro M, editor. Madrid; 1872.
- García Castañeda S. Los montañeses pintados por sí mismos: Un panorama del costumbrismo en Cantabria. Santander: Concejalía de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Santander; 1991.
- Leal A. De aldea a villa: historia chica de las tres villas pasiegas. Vega de Pas- Cantabria: Asociación Científico Cultural de Estudios Pasiegos; 1991.
- Gautier T. Viaje por España. Barcelona: Editorial Taifa; 1985.
- Sarasúa García C. Criados, nodrizas y amos. El servicio doméstico en la formación del mercado de trabajo madrileño 1758-1868. 1ª edición. Madrid: Siglo Veintiuno de España Editores, S.A; 1994.
- De Navas J. Elementos del arte de partear. Madrid; 1815.
- Cotera G. El traje en Cantabria. Santander: Editorial Cantabria; 1999.
- Fraile Gil JM. Amas de cría. Santander: Fundación Centro de Documentación Etnográfica sobre Cantabria (CEDESC); 2000.
- Arnaiz M. La leche materna de las nodrizas cántabras crió a reyes, aristócratas y burgueses. El Diario Montañés. 12 Oct. 2008; Secc. Sociedad.
- Ramos Sainz ML. La lactancia materna un reto personal. 6ª edición. Consejería de Sanidad y Servicios Sociales del Gobierno de Cantabria; 2007.
- Junceda Avello E. Ginecología y vida íntima de las reinas de España. Madrid: Ediciones Temas de Hoy; 1992. Vol 2.
- Recasens Girol S. Tratado de obstetricia. 6º edición. Barcelona: Salvat Editores, S.A; 1932.
- Odent M. El Granjero y el Obstetra. Buenos Aires: Editorial Creavida; 2002.
- Odent M. El bebé es un mamífero. 2ª edición. Santa Cruz de Tenerife: Editorial OB STARE; 2007.
- Odent M. La Vida Fetal, el Nacimiento y el Futuro de la Humanidad. Textos escogidos de Michel Odent. Santa Cruz de Tenerife: Editorial OB STARE; 2007.
- Odent M. La cientificación del amor. Buenos Aires: Editorial Creavida; 2001.
- Odent M. Nacimiento Renacido. 2º edición. Buenos Aires: Editorial Creavida; 2005.
- Cortés Echánove L. Nacimiento y crianza de personas reales en la corte de España entre 1566-1886. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Escuela de Historia Moderna; 1958.
- González Santos C. Nodrizas pasiegas. Historia y leyenda de una emigración. Santander: Diputación Regional de Cantabria; 1991.
Anexo 1-A. La cría y el pas
Anexo 1-B Conversaciones
|