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El Diccionario de la Real Academia define el verbo investigar como “realizar actividades intelectuales y experimentales de modo sistemático con el propósito de aumentar los conocimientos sobre una determinada materia”. La investigación en el ámbito sanitario es fundamental porque proporciona las pruebas que fundamentan la práctica clínica y la mejora de la calidad de la atención que se presta a los pacientes. También es beneficiosa para los propios profesionales (prestigio, estímulo intelectual, etc.), así como para la sociedad en su conjunto y para el propio sistema sanitario, al mejorar la salud de la población y hacer un uso más eficiente de los recursos. En definitiva, la investigación es garantía de mejora y la mejora es condición ineludible del desarrollo no ya de una disciplina u otra, sino del progreso del propio ser humano.
Sin embargo, para que la investigación se traduzca en beneficios patentes es necesario que cumpla dos requisitos: el primero, el rigor metodológico (sin metodología validada nada vale); y el segundo, la publicación de resultados. La difusión, la comunicación no debe entenderse como un subproducto de la investigación, como un expediente a cubrir; no. La publicación de resultados es lo que da sentido último a la investigación. De nada sirve reservar los resultados para uso interno, de nada ocultarlos (porque detraerlos del sistema científico es, a fin de cuentas, ocultarlos). El conocimiento es compartido o no es.
A pesar de la importancia radical (en su sentido etimológico: de raíz, primigenia) de la difusión de resultados en el ámbito sanitario, el panorama editorial español no contaba con un texto de referencia al respecto. Publicación Científica Biomédica: Cómo escribir y publicar un artículo de investigación (Elsevier, Barcelona, 2010) viene a cubrir esta carencia. El libro se estructura en tres partes. La primera explica las coordenadas que se han de respetar en la redacción de un artículo, su estructura básica, ya clásica, y las claves del estilo científico, además de prestar atención al análisis estadístico, de relevancia creciente, y a la presentación formal de resultados, así como al manejo del inglés, lengua erigida en pasarela de la ciencia, sin olvidar las pautas que regulan la interacción con los traductores, un asunto no menor.
La segunda parte, la más jugosa, se centra en los estándares sobre la información que deben contener los artículos en función de los estudios que presentan, tales como ensayos clínicos aleatorizados o revisiones sistemáticas, y el modo como esta información debe organizarse.
La tercera parte se ocupa de los criterios que permiten calibrar la calidad de las revistas (qué leer y dónde publicar), los requisitos que se han de cumplir para el envío de manuscritos, las ventajas y limitaciones del sistema de revisión por expertos (peer review) y los entresijos del proceso editorial, así como los derechos y obligaciones a los que están sujetos los autores. Asimismo, se dedican sendos capítulos a la bibliometría entendida como método de evaluación de la actividad científica y al impacto de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (las TIC´s) en el mundo de las publicaciones científicas, prestando especial atención a la interacción entre átomos y bits, es decir, a la convivencia (superposición en ocasiones) de ambos mundos, el físico y el digital, señalando posibles horizontes de futuro.
En definitiva, Publicación Científica Biomédica: Cómo escribir y publicar un artículo de investigación es un libro que cubre todos los frentes, salvo uno: la ética de las editoriales, en particular la de multinacionales de la información, caso de Elsevier, de capital holandés, a quien debemos, precisamente, este libro. Y es que los investigadores, y de su mano los centros de investigación, tienen que afrontar el coste de publicar en las revistas más preciadas (casi todas ellas bajo el paraguas de editoriales de pago) y volver a pagar (recordemos, pagar por información generada en el propio centro de investigación) por acceder a través de la biblioteca del centro a la revista que publica la investigación en cuestión. Dinámicas de un mundo en construcción que, estoy seguro, estamos todavía a tiempo de corregir.
Mario Corral García
Director
Biblioteca Marquesa de Pelayo
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