Hoy 25 de noviembre se celebra el Día Internacional para la eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Queremos destacar el papel importante que tenemos las matronas en la lucha contra este grave problema y nuestro compromiso con las mujeres que lo sufren.
Violencia contra la mujer se considera “todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada” (Naciones Unidas, 1993). La violencia de género (VG) es estructural al basarse en una situación de desigualdad y de relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres. Sus consecuencias sobre la salud son múltiples y graves, constituyendo un grave problema de salud pública y una violación de los derechos humanos (OMS).
Las cifras son alarmantes:
-1 de cada 3 mujeres a nivel mundial sufre violencia de género (VG).
-Del total de mujeres mayores de 16 años que residen en España, 1 de cada 2 han sufrido violencia a lo largo de sus vidas por ser mujeres y el 14,2 % ha sufrido violencia física y/o sexual de alguna pareja, actual o pasada, en algún momento de su vida (Macroencuesta de Violencia contra la Mujer, 2019).
-Desde que en 2003 se empezaron a contabilizar en nuestro país, 1.118 mujeres han sido asesinadas por VG, 33 de ellas en nuestra comunidad.
La VG puede ejercerse de diversas formas: física, sexual, económica, psicológica, digital o vicaria. Además en 2014 la OMS empezó a hablar de la violencia obstétrica cuando denunció el maltrato y la violencia que muchas mujeres reciben durante el parto y en otros servicios de salud reproductiva de forma generalizada y sistemática. Esta declaración puso sobre la mesa esta forma de VG de modo que se reconociese como tal por muchos organismos nacionales e internacionales y ha permitido iniciar un debate necesario para impulsar nuevas políticas de salud. Dentro del ámbito sanitario aún experimentamos una excesiva medicalización en los procesos fisiológicos de la mujer, haciendo que pierdan la confianza en sus propios cuerpos y manteniendo una visión negativa o defectuosa de los mismos. Afortunadamente cada vez somos más profesionales los que tratamos de revertir esta situación.
Como profesionales sanitarias especializadas en la salud sexual y reproductiva de las mujeres a lo largo de toda su vida, las matronas detectamos situaciones de VG y ofrecemos apoyo e información sobre los recursos disponibles. Nuestro contacto directo y cercano con las mujeres es lo que en muchas ocasiones facilita el abordaje de la VG dentro de una relación de confianza. Sabemos que determinadas situaciones como el embarazo y el postparto constituyen momentos de mayor vulnerabilidad en los que existe un aumento de la morbimortalidad materna y perinatal. Además las mujeres migrantes, con diversidad funcional, las que se encuentran en situación de exclusión social, las mujeres mayores, las que viven en zonas rurales o las mujeres víctimas de explotación sexual también son colectivos especialmente vulnerables con los que vamos a tener contacto en algún momento. Por esto en nuestra práctica clínica debemos seguir preguntando a las mujeres si se encuentran en una situación de maltrato para darles la oportunidad de hablarlo, tal y como recomienda la OMS.
Trabajamos en la prevención, la detección y el seguimiento de la VG de forma multidisciplinar junto con otros profesionales para tratar este problema de forma protocolizada e integral. Este abordaje es fundamental ya que afecta a las distintas esferas de la vida de la mujer (biopsicosocial) y en muchas ocasiones no son ellas las únicas víctimas sino que de forma directa también se ven afectados sus hijas/os. Nuestra participación en actividades con la comunidad educativa ofreciendo educación afectivo-sexual a las/los jóvenes también ayuda a crear las bases de relaciones respetuosas e igualitarias y prevenir la VG en el futuro.
Desde la Asociación Cántabra de Matronas queremos expresar nuestro absoluto rechazo a todas las formas de VG y nuestro compromiso para mantener una implicación activa de las profesionales en la lucha contra esta flagrante violación de los derechos de las mujeres. Tenemos la responsabilidad como profesionales sanitarias de denunciar aquellas situaciones de VG tanto en el ámbito privado como desde las propias instituciones. Reconocer y visibilizar este grave problema es el primer paso para eliminarla porque no hacer nada implica que las situaciones de violencia continúen y que las mujeres sigan sufriendo. Seguiremos trabajado día a día para conseguir una sociedad más justa e igualitaria en las que las mujeres no sufran violencia por el hecho de serlo. Hasta entonces tendemos nuestras manos a aquellas mujeres víctimas de VG para que sepan que no están solas y que pueden contar con nosotras.
Bibliografía:
-Boletín estadístico mensual. Agosto 2021. Ministerio Igualdad.
-Macroencuesta De Violencia contra la Mujeres 2019.
-Naciones Unidas. Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Nueva York, Naciones Unidas, 1993
-Prevención y erradicación de la falta de respeto y el maltrato durante la atención del parto en centros de salud (OMS, 2014)
-Informe de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias acerca de un enfoque basado en los derechos humanos del maltrato y la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva, con especial hincapié en la atención del parto y la violencia obstétrica (Naciones Unidas, 2019)
-Protocolo común para la actuación sanitaria ante la violencia de género (MSSSI, 2012)