La necesidad de abordar cuanto antes un cambio de modelo de atención al dependiente basado “en la sensibilización social y la formación continuada, sin establecer estándares y centrando en la atención a la persona para conseguir un envejecimiento activo y saludable” centra el debate sobre el futuro de los cuidados profesionales a estos pacientes
Los valores de los cuidados a las personas dependientes y la evidencia científica en esta materia avalada por el grupo de trabajo del Colegio de Enfermería de Cantabria “La sujeción no es un cuidado” han sido los argumentos del debate y análisis en el transcurso de un taller dirigido por el enfermero, Juan Carlos Nogal; y el responsable de formación de la Fundación Cuidados Dignos, Juan Carlos Martín. A lo largo del mencionado taller organizado por la Universidad Menéndez Pelayo (UIMP) se abordaron asuntos relacionados con la dignidad de las personas y la necesidad de plantear un cambio de modelo a corto y medio plazo. En este sentido, el enfermero Juan Carlos Nogal hizo especial hincapié en la necesidad de “humanizar los cuidados quitando protagonismo a la tecnología”. Siguiendo la tesis defendida desde hace años por el grupo de trabajo del Colegio “La sujeción no es un cuidado” y, apoyándose en años de investigación que sobre esta materia ha desarrollado la doctora Ana Urrutia desde su Fundación Cuidados Dignos, “la deshumanización se traduce en una frialdad en las relaciones entre profesionales y usuarios, la pérdida de valores emotivos afectivos que realmente nos hace plantearnos cómo estamos trabajando en el ámbito sanitario”.
Actualmente, se estima que en Cantabria el 25 por ciento de las personas mayores de 65 años recibe la ayuda de los servicios sociales y más de 8.300 cántabros están siendo atendidos en sus domicilios, según los datos facilitados hace un año por el Instituto Cántabro de Servicios Sociales, lo que obliga a las administraciones públicas a establecer un modelo de actuación futura de larga duración que cuente con la aprobación de todos los miembros partícipes. Con este objetivo, el pasado año, organizado por la empresa Clece y el diario El Español, se celebró una mesa redonda en la que se debatió sobre un nuevo modelo a seguir, centrado en la persona, en la misma línea que el planteado en el taller organizado por la UIMP. (http://www.elespanol.com/espana/sociedad/20170614/223728649_0.html).
En este encuentro, profesionales y responsables públicos ya abordaron la necesidad de establecer para Cantabria un modelo de atención centrado en la persona, que sea multidisciplinar y legislado en función a criterios de eliminación progresiva de las barreras y sujeciones. En esta misma línea de opinión se han expresado en reiteradas ocasiones los miembros del grupo de trabajo del Colegio de Enfermería de Cantabria “La sujeción no es un cuidado” quienes califican de “fracaso” el empleo normalizado de sujeciones en centros especializados y hacen especial hincapié en el establecimiento progresivo de un modelo de atención al dependiente basado “en la sensibilización social y la formación continuada, sin establecer estándares y centrando la atención en la persona para conseguir un envejecimiento activo y saludable”. De esta manera también se da respuesta a la evidencia científica y a las propuestas formuladas desde Europa que desde hace años vienen trabajando con estas directrices. Para ello, sería necesario el desarrollo normativo que posibilite cierta capacidad presupuestaria y que siente las bases de un modelo consensuado, centrado en las necesidades de las personas y aceptado por todos los miembros activos de este proceso.
Con el mismo objetivo intervino ayer Juan Carlos Martín Quicios quien a lo largo del taller organizado por la UIMP recordó a los presentes los inicios de Cuidados Dignos, cuando la presidenta de la Fundación, Ana Urrutia, planteó un modelo de cuidados sin sujeciones en las residencia de ancianos. “Esta idea surgió a raíz de una queja de un familiar por los cuidados que estaban dando a su suegra”, explicó. A partir de ese momento Urrutia “recapacitó” y empezó a plantearse los cuidados que se realizaban en España: “Buscó datos y se dio cuenta de que nuestro modelo de cuidado distaba mucho de lo que se estaba haciendo en muchos países”. Actualmente hay 200 centros que ya están trabajando con el modelo nuevo, según ha mostrado el responsable de formación de la Fundación Cuidados Dignos. Sin embargo, el objetivo es que se extienda por todo el sistema sanitario. Martín Quicios ha expresado que aunque el objetivo es “ambicioso”, debe ir calando en la sociedad, “debe ser la sociedad la que demande estos cuidados”.
Además, muchos expertos consideran fundamental un cambio cultural que posibilite la integridad plena del anciano en su ámbito social que además le permita su desarrollo intelectual dentro de su comunidad para pasar a formar parte activa de la sociedad que le rodea.